Estaba enfermo Abu l-Hakam Ibn Galinduh y vino a visitarlo un grupo de amigos entre los que había un muchacho de pocos años a quien él le agradeció su piedad filial, lo que incomodó a los otros. Ibn Galinduh se dio cuenta de ello y recitó improvisando:', '
¡Hazte rico en amigos
que son provisión frente al destino!
pues la abundancia de perlas
es lo que ennoblece al collar.
Pero ensalza al más pequeño
y dale preferencia en su derecho,
pues con el dedo meñique
es con el que se empieza a contar.
Luego los miró, e improvisando de nuevo, recitó estas palabras:
El que socorrió a Job e hizo lo mismo con Jonás
me devuelva el alivio con sólo una palabra: ¡Sea!
¡En cuántas aflicciones del destino me ha confortado,
sin que mi rostro lo haya manifestado a los demás!”.
Anécdota recogida por al-Maqqari (Nafh, ed. I. Abbas, III, 597-8) y traducida por Ángel Custodio López y López. Está incluida en la ficha correspondiente de la "Biblioteca de al-Andalus".
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